domingo, marzo 15, 2009

Este año, en el Ciclo B del Leccionario Dominical, el IIIer. Domingo de Cuaresma se lee el pasaje de la expulsión de los mercaderes del Templo, según San Juan Jn 2, 13-25 . San Juan coloca la escena en el comienzo de la predicación del Señor, en la Pascua, precisando la cronología; en los Sinópticos el episodio antecede a la Pascua de su Pasión y Resurrección. Habitualmente, en este y otros casos, se prefiere seguir la cronología joánica, aceptada comunmente como más ajustada.
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Se escoge este Evangelio enmarcado en la Cuaresma por la significación "bautismal" del texto. Desde muy antiguo, la mistagogia bautismal alegorizaba a propósito: Como Cristo echa a los mercaderes, su gracia expulsa de nosotros al demonio y el pecado, dejando al catecúmeno apto y digno para ser templo del Espirítu Santo y miembro del Cuerpo de Cristo.

El pasaje es muy conocido, popular incluso. Y muy mal usado y abusado por cualquiera de esos que se engallan y claman contra "el mercado de la iglesia". Un tópico de todos los tiempos, con más o menos apoyatura, la mayoría de las veces malintecionados.

El Templo de Jerusalén en tiempos del Señor era tan admirable en formas como repelente en actos, por lo menos según nuestra sensibilidad actual. Cuando algunos fanáticos neo-judaicos hablan de la "restauración del templo" y de un "tercer templo", no tienen en cuenta (supongo) la extraña repugnancia que supondría para la mentalidad contemporánea (la de los propios judíos primeramente) un espectáculo constante de matanzas y sacrificios animales, más cerca de lo que hoy se entiende un matadero que de un templo. Pero ese fue el Templo y la actividad sacrificial que conoció Nuestro Señor en su Jerusalén, tan amada. Y el celo por la Casa de su Padre ciertamente le "devoraba" interiormente.

Pero he aquí que Él viene a instaurar e inaugurar en sí mismo un culto nuevo y definitivo, en "espíritu y verdad", con su Cuerpo y su Sangre. Él, su Persona, será un perenne Templo, imperecedero, inmortal; y al mismo tiempo, de manera inclusiva-exclusiva, Sacerdote, Hostia y Altar.
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Es interesantísimo leer en paralelo complementario y explicativo este pasaje de Jn 2, 13-25 junto con el de la Samaritana en el pozo de Jacob, Jn 4, 1-42 , que es el evangelio tradicional del Domingo 3º de Cuaresma, el "Domingo de la Samaritana". Siendo tan diferentes las dos escenas, las dos hablan del culto nuevo, y del templo. Y en las dos se trata expresamente del conocimiento interno, espiritual, que tuvo (que tiene) Jesús. A la Samaritana le descubre los vericuetos de su azarosa vida, le suscita el deseo de santidad, le infunde la fe; y el pasaje de la expulsión de los mercaderes termina hablando de la extraordinaria ciencia de Cristo: "...los conocía a todos y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: Él sabía lo que hay en el interior del hombre."

Esa sabiduría es un atributo de Dios, proclamado en los Salmos, "Señor, tú me sondeas y me conoces..." Sal 139 . En cuanto fenómeno extraordinario de la vida espiritual, es un don concedido algunas veces a algunos Santos, dependiente en cierto sentido del don-carisma de profecia. Pero en Cristo alcanza una capacidad sin igual, siendo en Él una ciencia habitual, no una gracia infusa, gratis data y ocasional/temporal, como ocurre en los Santos.

En el caso de Cristo es Dios conociendo y escrutando a su criatura, el Redentor al pecador, conociendo los fondos del alma, los secretos del corazón. Y excitando en ellos la gracia, la conversión...si no se resistían.

Aunque no directamente, en esa afirmación del Evangelista hay una alusión a Judas Iscariote, cuya traición supo y conoció Jesús desde el primer momento de su incubación. Y hasta antes que el mismo traidor. San Juan es tremendo cuando señala y desenmascara a Judas, passim, por todo su Evangelio.



A mí me serena saber que me entiende y comprende, que me lee el espíritu, que sabe mi alma, que conoce mi corazón. Y mis cosas, y mis sueños, y mis pecados, y mis debilidades, y mis miedos, mis ansias, penas, gozos, circunstancias y eventualidades. Todo lo mio, hasta lo que yo no se ni nunca sabré de mí. No tengo que explicarme, no tengo que contarme, tampoco justificarme: Él lo sabe todo!

...Y Él sabe que le quiero. Y que quiero quererle. Y que quiero querer quererle. Y que mi temor es no quererle, no amarle, no sentirle, no desearle.

Mi Cristo, mi amor, mi todo: ¡Mi Dios y mi Señor!


Audi, benigne Conditor,
Nostras preces cum fletibus,
In hoc sacro jejunio
Fusas quadragenario.

Scrutator alme cordium,
Infirma tu scis virium:
Ad te reversis exhibe
Remissionis gratiam.

Multum quidem peccavimus,
Sed parce confitentibus:
Ad nominis laudem tui
Confer medelam languidis.

Concede nostrum conteri
Corpus per abstinentiam;
Culpae ut relinquant pabulum
Jejuna corda criminum.

Praesta, beata Trinitas,
Concede, simplex Unitas;
Ut fructuosa sint tuis
Jejuniorum munera.

+T.

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domingo, diciembre 14, 2008

DE GAUDETE



El Evangelio de Juan Bautista según Juan Evangelista, el que se lee en el ciclo B la Domínica IIIª de Adviento, Domingo de Gaudete.

Son versículos del Prólogo seguidos de otros más, del capítulo Iº (Jn 1, 6-8; 19-28 ).

Me impresiona la pregunta tan directa de los que inquieren: " ¿Tú quién eres?...¿Eres el profeta?...¿Qué dices de tí mismo?". Y la respuesta tan segura, tan firme del Bautista: "Yo no soy el Mesias...", sapiente de lo que no es.

Y más impresionante su auto-definición: "...Yo soy una voz que grita..."

El Adviento primero termina así, con reconocimiento de "nulidades". También María dijo algo en paralelo con el Bautista: "...Aquí está la esclava..."; "...porque ha mirado la humillación de su esclava..."

Por esos caminos sí quiere andar el Señor, que también escogió la puerta estrecha para entrar en este mundo.

Un Evangelio de mínimos para lo Máximo, para que podamos alegrarnos si nos examinamos con sinceridad y reconocemos que somos tan poco, que somos casi nada.

Gaudete!

+T.

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sábado, noviembre 29, 2008

Gallo de Adviento


El Evangelio de San Marcos está salpicado de detalles "petrinos". Desde la generación post-apostólica se enseña que se trata del Evangelio predicado por San Pedro y transcrito por San Marcos.


Este Ier. Domingo de Adviento se reza Mc 13, 33-37:


"... videte vigilate et orate nescitis enim quando tempus sit sicut homo qui peregre profectus reliquit domum suam et dedit servis suis potestatem cuiusque operis et ianitori praecipiat ut vigilet vigilate ergo nescitis enim quando dominus domus veniat sero an media nocte an galli cantu an mane ne cum venerit repente inveniat vos dormientes quod autem vobis dico omnibus dico vigilate."


Es llamativo lo del "galli cantu". Como si la señal de la conversión de Pedro durante la Pasión hubiera quedado incorporada a la pre-Parusía.


O quizá quisiera el Apóstol enseñar desde sus lágrimas que el mundo tendrá también su gallo que le cante, aviso de que el Señor viene.


También la Misa del Gallo tiene su remoto origen en este evangelio, que pone hora al Nacimento del que vino y vendrá.

Orantes vigilemus et expectemus!


+T.

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sábado, noviembre 24, 2007

Volumus Regnare Christum !





Omnípotens sempitérne Deus, qui in dilécto Filio tuo, universórum Rege, omnia instauráre voluísti, concéde propítius, ut tota creatúra, a servitúte liberáta, tuae maiestáti desérviat ac Te sine fine colláudet.
Per Dóminum nostrum IésumChrístum Fílium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus sancti, Deus, per omnia sáecula saeculórum.
Amen.

lunes, octubre 01, 2007


Panis Angélicus



* * *
Panis Angélicus fit Panis hóminum:
Dat Panis Caélicus figúris terminúm:
O res mirábilis! manducat Dóminum
páuper, servus, et húmilis!
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(Del Sacris Solemnis, 6 )

sábado, marzo 03, 2007






IIª Dom. de Cuaresma-C

+ Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías", sin saber lo que decía.Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: "Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle." Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto. +
La Transfiguración fué un momento de Gloria antes de la Pasión; los tres Apóstoles del Tabor son los mismos que estarán cerca de Él en Getsemaní; los que le vieron radiante, le verían sudando sangre, la primera de la Pasión. Los Evangelistas insisten en que no sabían qué decir ni qué preguntar; San Marcos añade que no entendieron lo que quería decir "resurrección". Sólo después de la Pascua del Señor, cuando le volvieron a ver Resucitado, recordaron con detalle la escena del Tabor.

El Tabor se ve por toda Galilea. Es un monte redondo, suave de formas, pero imponente. Está cubierto de cedros, cipreses, terebintos, mirtos. En la cumbre, hay dos iglesias, una pequeña de rito griego, y otra católica, una basílica neo-románica de los años veinte, preciosa. Al lado, un convento franciscano, en el que suele haber frailes españoles e italianos. En el jardincillo, entre rosales, un busto en bronce de Pablo VI, recordando su visita en 1964. Desde el convento y los alrededores de la Basílica se domina toda la Galilea, con unas vistas impresionantemente bellas.

Y es verdad: Se está muy bien allí!
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sábado, febrero 24, 2007

Iª Dom. Cuaresma-c.
+ Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan." Jesús le respondió: "Esta escrito: No sólo de pan vive el hombre." Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;6 y le dijo el diablo: "Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.Si, pues, me adoras, toda será tuya." Jesús le respondió: "Esta escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto." Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para que te guarden. Y: En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna." Jesús le respondió: "Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios." Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno. + Lc 4,1-13

El Evangelio de las tentaciones en el desierto es un testimonio del propio Cristo sobre sí mismo: Sólo Él pudo narrar el episodio a sus Apóstoles, algo excepcional en los Evangelios, cuya narración se acompasa a la vida pública y ministerial del Señor. Si en los textos de otras religiones son frecuentes los relatos en los que el fundador o ideador cuenta sus experiencias personales o alude a ellas, en los Santos Evangelios es una excepción esta escena sin espectadores, con Cristo sólo en el desierto, expuesto a las insidias del Tentador.

El diablo quiere saber si es el Hijo de Dios, pues la voz del Padre le ha revelado su Hijo muy amado cuando Juan lo bautizó en el Jordán; la resistencia al ayuno de cuarenta dias, también le señala como un hombre excepcional; por eso el diablo pretende cerciorarse.

La primera tentación, corporal, que prueba a Jesús en la debilidad de su carne, la despacha el Señor concluyente: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Dt 8,3).Para entender en profundidad el sentido de la respuesta de Cristo, hay que poner su contestación al diablo en paralelo con otras citas del Evangelio:

"...Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros..." Jn 1,14

"...El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo..." Jn 6,51

Al vencer la tentación del demonio, a la vez está haciendo el Señor una alusión profética al Sacramento Eucarístico, e, implícitamente también, proclama el gran misterio de la Encarnación del Verbo y su obra redentora.

La segunda tentación se dirige a la voluntad: Todo el poder del mundo si se rinde al que domina y posee los poderes del mundo. La afirmación del diablo es inquietante, ya que supone que el detentar el dominio de las naciones es una concesión otorgada por el Maligno a quienes le sirven. La insidia satánica es contestada por una rotunda afirmación que glosa el Mandamiento 1º : "Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo darás culto". (Dt 6,13).

La tercera tentación afecta a la misión misma del Redentor, puesto que se le tienta para que, de forma maravillosa y efectista, provoque una intervención angélica que admire al pueblo y le atráiga el reconocimiento general. El diablo usa la Escritura, un versículo del Salmo XC (Sal 90,11-12) demostrando su capacidad de retorcer y pervertir el sentido de las profecias reveladas, abusando de la misma Sagrada Escritura. Ahora la palabra del Señor es terminante, absoluta: "...No tentarás al Señor tu Dios!...", (Dt 6.16)respuesta que incluye una auto-revelación al Tentador, que "...se retiró de Él hasta otra ocasión...", frase que, según los exegétas, alude a la hora de la Pasión del Señor. (cfr Lc 22, 3 y 53).


*** En las fotos, dos imágenes del Monte de las Tentaciones y el Monasterio griego-ortodoxo del Quarantal, en la montaña del desierto de Judea, frente a Jericó.
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domingo, enero 28, 2007




El Evangelio del IVº Domingo Ordinario, Ciclo C, es la continuación de la escena de Jesús en la Sinagoga de Nazaret:


+ Comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy." Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?"

Él les dijo: "Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria." Y añadió: "En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria." "Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio."

Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó. + Lc 4, 21-30


La expectación de la gente de Nazaret se vuelve una prueba; Jesús, sometido a exámen, prueba la falta de fe de los de su pueblo. La resistencia de Cristo al milagro esperado, desencadena una reacción violenta contra Él, hasta el punto de vérsele conducido al precipicio por el que querian despeñarle.

En los Evangelios que narran la vida Pública del Señor, se reiteran las escenas en las que, ante la petición de un milagro, Cristo se niega a concederlo. El milagro que Cristo hace siempre viene precedido por la fe; el milagro que Dios concede no es la consecuencia de un desafío, sino el efecto de una fe viva.

El primero que desafía a Cristo con la prueba de un milagro es Satanás, en la tentación del desierto: " Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan". (cfr. Lc 4, 1-13)

La primera que recibe el don del milagro porque cree, es la Vírgen Madre en Caná: "Haced lo que Él diga..." (Jn 2, 5) ; por eso a ella se la bendice por la fe: "...Bienaventurada tú que has creído, porque lo que ha dicho el Señor se cumplirá..." (Lc 1, 45); en cambio, la insinuación diabólica se rechaza y corrige terminante: " Está escrito: No tentarás al Señor tu Dios " (Lc 4, 12).

Dios no tiene que probar ante los hombres que es Dios: somos los hombres los que tenemos que creer en Él y aceptar la fe como gracia redentora y vivir en consecuencia.

El Evangelio de Jesús en Nazaret se cierra con esa frase desazonante y triste: "Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó"...Triste porque el pueblo donde vivió treinta años, no descubrió al Dios oculto que vivía humilde entre ellos, pero expectó en vano un milagro sin tener fe.


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domingo, enero 21, 2007




Este es el Evangelio de la IIIª Domínica del Tiempo Ordinario, ciclo C del Leccionario:


+ Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.


Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:

" El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor."

Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy." + Lc 1,1-4; 4,16-21




El comienzo del Evangelio de San Lucas tiene ese arranque clásico, tan diferente al mediano estilo de los otros Evangelistas, que adolecen del más cuidado y culto griego típico de los textos lucanos.
Impresiona su insistencia en conceptos que enfatizan el valor de su documento y su testimonio sobre el Señor: "...narrar ordenadamente...verificado...tal como nos lo han trasmitido...testigos oculares...después de haber investigado diligentemente...por su orden...la solidez de las enseñanzas..."

Es el Evangelio de los gentiles, quizá destinado a aquellos primeros griegos provenientes del paganismo que formaban parte de la activa Iglesia de Antioquía, probable ciudad de ese " Ilustre Teófilo" al que se dedica el texto.

A continuación, se lee la escena de la Sinagoga de Nazaret, donde el Señor se presenta, Él mismo, como protagonista y cumplimiento explícito de la profecía de Isaías que acaba de leer ante sus paisanos.

La conmoción todavía dura. Ante la proclamación de la Verdad de Cristo, Hijo de Dios Salvador entre nosotros, el mundo se resiste a creer que hoy esa palabra se está cumpliendo entre nosotros.

Entender que el Misterio ha venido a nosotros, es también creer y saber que el Misterio sigue entre nosotros y nos reclama para que participemos de su gracia.

Porque el Misterio se ha acercado a nosotros y sigue actuando su Salvación para nosotros los pobres, los humildes, los ciegos, los esclavizados: Para nosotros, a quienes se ha abierto este Tiempo de Gracia.


Es el Evangelio, su Evangelio.



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sábado, enero 13, 2007




La pasada Solemnidad de Epifanía y la Fiesta del Bautismo del Señor tienen una extensión en el Evangelio de las Bodas de Caná que se lee en la Misa de esta IIª Domínica del Tiempo Ordinario:


+ Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: "No tienen vino." Jesús le responde: "¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora." Dice su madre a los sirvientes: "Haced lo que él os diga." Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: "Llenad las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba. "Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala." Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: "Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora." Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. + Jn 2,1-11


Las antífonas de la Epifanía reúnen en un mismo Misterio la Adoración de los Magos, el Bautismo en el Jordán y el Milagro de Caná, como explicitación en tres momentos-escenas-misterios de la manifestación de Cristo al mundo.


La narración joánica parece que centra toda la acción en el diálogo entre la Madre y su Hijo Jesús, sirviendo de plano referencial la boda e incluso la conclusión de la escena en el milagro. Esta aparente y primaria simplicidad, se enriquece al relacionar el texto con el resto del Corpus Ioanneum:

- La manifestación del poder de Jesús se realiza a costa de una explícita y firme fe.

- La siguiente escena en la que aparece la Madre junto a Jesús será en el Stabat Mater, siendo llamada también como "mujer".

- El milagro del agua y el vino contiene referencias sacramentales; la consumación del hecho en un banquete, también.

- Los temas de la boda, el banquete y la presencia de Cristo volverán más tarde en el Apocalipsis (también en las parábolas de los Sinópticos).

Particularmente, recalco:

- La fe explícita de la Madre, que consigue como respuesta el estupendo y superabundante milagro.

- Ningún otro presonaje de los Evangelios - ni hombre ni mujer - se dirige a Jesús con la determinación imperante de María, su Madre.

- La manifestación del poder de Jesús a instancia de la fe activada por la premura de una atenta caridad.

- La necesidad del testimonio de fe para robustecer o suscitar la fe de los dubitantes o infieles.

- Los diferentes grados de participación en el Misterio y el Milagro: Cristo-María-novios-sirvientes-maestresala-Discípulos : Cada uno actúa y/o recibe según lo que es cada cual.


Y un breve corolario: Para ser testigos y beneficiarios del milagro, hay que estar en el banquete de bodas; ni el que no estuvo ni el que se fue probaron el excelente y milagroso vino de Caná.


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domingo, diciembre 31, 2006

El Evangelio de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios en la Octava de la Navidad, el 1 de Enero, es el mismo de la Misa del alba del día de Navidad, ampliado en un versículo:
+ Los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno. +
La celebración de la Octava de la Navidad, incluye referencias a otros dos Misterios: La Circuncisión del Señor y la imposición del Santo Nombre de Jesús, que aparecen expresamente en el mismo Evangelio como ocurridos al octavo día del Nacimiento. Pero fué voluntad expresa de la liturgia post-conciliar el centrar el 1º de Enero en la solemne veneración de la Divina Maternidad de María. Hubo una antigua conmemoración de este Misterio vinculado a la definición del Concilio de Éfeso que se celebraba anualmante cada 11 de Octubre (fecha en la que se abrió el Concilio Vaticano II), cuya liturgia se trasladó solemnemente a esta Octava de la Navidad.
Se celebra la Divina Maternidad y la sacra y perpetua Virginidad de María, tal y como nos la ha trasmitido y conservado la Iglesia desde tiempos apostólicos: La integridad virginal de la Madre del Salvador antes, durante y después del Parto de Cristo. Las antífonas que ilustran el rezo de la salmodia de la Liturgia de las Horas, insisten hoy en la irrepetibilidad de ese milagroso don, remontándose a imágenes del Antiguo Testamento como la zarza ardiente del Horeb o el vellón rociado de Gedeón para parangonar tan exclusiva gracia de la Madre de Dios.
Y sin embargo, toda la grandeza inefable del Misterio vuelve a recogerse en la intimidad del sumario lucano "...María, guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón...", perfecta ambientación personal y espiritual de la intensa vivencia y participación del Misterio y su gracia salvadora.
También eso es único e irrepetible en Ella. La Iglesia, empero, inicia el año aspirando a alcanzar parte en ese don y en aquella gracia.
Monstra te esse Matrem!

sábado, diciembre 30, 2006




La Fiesta de la Sagrada Familia, en el Domingo infraoctava de la Navidad, quedó fijada en el Calendario Litúrgico cuando la reforma del Vaticano II. Alternando con las lecturas de los otros dos ciclos, este año corresponde el Evangelio del Niño Perdido:


+ Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando." El les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. + Lc 2,41-52

Una narración completa, cerrada con ese carácterístico sumario de San Lucas; el último de los Evangelios de la Infancia del Señor.

La piedad católica revive la alegría del Hijo hallado, a la vez que se conduele con María angustiada por el Niño Perdido; en la Corona Dolorosa y en el Santo Rosario, se exponen a la meditación y se rezan esos dos particulares efectos del mismo Misterio : El dolor y el gozo. Los comentaristas, desde antiguo, ven en esta última perícopa de los Evangelios de la Infancia de Jesús una "profecía" de la Pasión, los tres días de la sepultura y la Resurrección.

Como en todos los textos de San Lucas, aunque el Patriarca José está presente y María se refiere a él en primer lugar, la acción y el diálogo se centran en la Madre. El diálogo entre la Ella y el Hijo está cargado de patetismo en su simplicidad; apenas dos frases, pero llenas de intencionalidad las dos y las dos en un grado distinto de participación en el Misterio: La queja de María encuentra en Jesús una respuesta tan incomprensible como reveladora.

El sumario "...Su Madre conservaba cuidadosamente estas cosas en su corazón..." proporciona una clave preciosa para entender la escena y todo el Evangelio.

La segunda lectura del Oficio de la Liturgia de las Horas para la Fiesta de la Sagrada Familia, es uno de los más bellos y emocionados textos de todos los del ciclo de Adviento-Navidad. Recoge un fragmento de la homilía pronunciada por el Papa Pablo VI cuando su visita a Nazareth, el 5 de Enero de 1964:

"Nazareth es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús; es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso, quizá de una manera insensible, a imitar esa vida.
Aquí; en esta escuela, comprendemos la necesidad de una disciplina espiritual, si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulos de Cristo."

El texto sigue. El Papa recuerda que está de paso, como peregrino, pero que no quiere dejar Nazarteh "...sin recoger rápida, casi furtivamente, algunas enseñanzas de la lección de Nazareth." Más adelante, Pablo VI habla así: "...Silencio de Nazareth, enséñanos el recogimiento y la interioridad...", dirigiéndose, en casi mística conversación, al "Silencio Nazareno".

Si se cuentan los años, el Evangelio más largo, el Misterio de la Vida de Cristo que más duró, fué ese que se vivió en Familia y en Silencio, conservando y meditando lo vivido en el corazón.

Una necesaria lección, una verdadera profecía para aprender a ser y hacer familia en la Fiesta de la Familia.

lunes, diciembre 25, 2006


Las tres Misas del día de Navidad, tiene cada una sus propias lecturas y su Evangelio. Si incluímos el de la Vigilia, se pasa de la Genealogía Davídica de Jesucristo según San Mateo, a la crónica del censo de Augusto y el Nacimiento en Belén como lo recoge San Lucas, para concluir en el Prólogo del Evangelio de San Juan, que se reza ya en la Misa del día.

El Evangelio de la Misa de la Aurora es, quizá, el más "íntimo" de todos:

+ "Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado." Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho." +


Aquellos pastores fueron los primeros; los más simples, pero los más sinceros participantes de la Navidad.

¿Qué concepto de Dios y de su Misterio hay que tener para creer la señal de un Niño en pañales sobre un pesebre? Son los pobres de espíritu, a quienes se les revela con predilección el Reino de los Cielos, y están allí, ante el pesebre del Enmanuel.

La Vírgen, como si sintiera el vacío del seno que ya no ocupa el Redentor, llena su corazón contemplando todo lo que ocurre: El Misterio que ha dado a luz, vuelve a su Madre, que lo conserva y medita en su interior.

Todo es mansedumbre bienaventurada, serena, suave y profundamente refulgente.

Como el seno de una Vírgen, como el regazo de una Madre, como el sueño de un Niño, como la confirmada certeza de un Patriarca que ve su casa bendita con todas las profecías cumplidas.

Los testigos del Misterio son los ángeles en el cielo y los pastores en la tierra.

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domingo, diciembre 24, 2006


La Domínica IVª de Adviento concurre este año con la Víspera de Navidad. La liturgia del día es de Adviento, pero desde el atardecer se empezará a celebrar, con el rezo de Vísperas, la Natividad del Señor.
El Evangelio de la Misa de Adviento, es un tracto del capítulo Iº de San Lucas:
+ En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" +
Llegado el momento, las profecias y su cumplimiento están en la boca y en el seno de estas dos mujeres: Isabel lleva al Precursor; María, la Virgen, es la Madre del Enmanuel. La escena es un puro cántico emocionado. Todo es vida exultante que se desborda en alabanza y profecía incontenibles. Se está revelando Dios en la vida que portan ellas dos. La salvación ya no es promesa: Se ha hecho Vida, se ha hecho Carne.
Cada época imagina el Evangelio y pone figura a la Palabra. Nada más distinto que un capitel románico, o una tabla flamenca, o un fresco renacentista con una misma representación de alguna escena de los Santos Evangelios: Tipos humanos distintos, con diferente atuendo, en escenarios desiguales; sólo coinciden en el Misterio, del que dan su testimonio iconográfico, pero apenas más. También son fieles al detalle que concede verosimilitud a lo representado.
Cuando se representa la Visitación, la escena recalca lo absolutamente femenino del momento: Dos madres gestantes/dos mujeres en emocionado abrazo-encuentro de vida. La iconografía de la Visitación es un Evangelio con las palabras asomando a los labios, entendiendo con los ojos, palpitando en el vientre.
Sin embargo, en la distancia de los veintiún siglos que nos separan de ese Misterio, la figura de una mujer gestante ya no es signo de bendición; pero sí sigue siendo señal de vida; aunque si se está apostatando de la vida, ya no es símbolo de felicidad.
Hemos condicionado con adversativos el silogismo de la vida y su misterio...pero el Misterio se hizo Vida, y continúa iluminando con su trascendencia todo lo que vive: Esta es la premisa nueva, eternamente nueva, que Dios puso para que toda la cuestión humana se resuelva, no en muerte, sino en Gloria.
Un día, nosotros también cantaremos plenamente el Magníficat; hoy, lo rezamos y contemplamos todavía en profecía, pero lo repetimos con Ella, la mujer en la que se ha cumplido.
Bendita Ella entre todas, y Gloria al Fruto Salvador de su Vientre Virgen !!!

martes, diciembre 19, 2006


Desde el día 17 de Diciembre, la litúrgia del Adviento se orienta a la preparación de la inmediata Solemnidad de la Navidad del Señor con unos particulares signos: Himnos, lecturas, antífonas...Entre estas, las antíguas y célebres antífonas delas Ferias de Adviento son un anhelante y gozoso clamor por el Mesías.
Las antífonas que preceden al Cántico del Magníficat, en Vísperas, comienzan con una "O" clamorosa y orante; a continuación, se utilizan nombres, títulos y alegorías mesiánicas del Antiguo Testamento para invocar el pronto advenimiento del Salvador:
Oh Sabiduría! Oh Adonai! Oh Raíz de Jesé! Oh Llave de Davíd! Oh Oriente! Oh Rey! Oh Emmanuel!
Son siete, una para cada día desde el 17 al 23. Cada antífona, es una invocación y una proclamación, a la vez. La piedad popular, tantas veces "profética", llamó a la Vírgen del Adviento "La Virgen de la O", asociando su misterio de maternidad virginal y expectante a la letra de las antífonas. En España, desde la más remota antigúedad cristiana, se celebró de manera particular y solemne a Nuestra Señora en esta última semana del Adviento, como adecuadas Vísperas de la Navidad.
Particularmente en Sevilla, donde la memoria de San Leandro y San Ysidoro hacen puente entre el presente y aquella lejana catolicidad hispano-visigótica, la memoria de Santa María en Adviento pervive con inusitada popularidad. Ayer, las Imágenes de la Vírgen que se titulan Esperanza, O, Expectación, estuvieron expuestas en piadosos besamanos, satisfaciendo esa "necesidad" de la fe simple de "ver y tocar" el Misterio, o su representación.
Entre las imágenes marianas que representan este misterio de la Expectación del Parto, hay algunas particularmente conmovedoras por su simple pero expresiva figuración. Son esas que representan a la Vírgen en cinta, dejando ver, por medio de algún recurso iconográfico de la pintura, la talla o el indumento, una pequeña imagen de Cristo, acunado, casi en posición fetal, en el centro del vientre de María. A veces, el receptáculo donde aparece el niño es, como la antifona, redondo y con la forma explícita de una O uncial. La mirada de la Vírgen aparece dirigida y recogida en ese punto de su cuerpo donde Dios se ha hecho Hombre.
Así se veneran en Sevilla, y en España, y por Europa entera estas iconografías que enseñaban a nuestros antepasdos el Misterio de la Vida que escogió Dios para salvarnos. Y aquellos cristianos que rezaban y creían, entendía de esta manera tan elemental y figurativa la verdad del Misterio: Que Dios se hizo Carne, se hizo Feto, se hizo Niño, se hizo Hombre, y es Cristo Jesús, nuestro Redentor, que vive Dios y Hombre.
¡Cuánta falta de esas imágenes de Vida tiene este mundo de este siglo de estos hombres...que están apostatando de la vida y su misterio!
...y del Dios Vivo y su Misterio.
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sábado, diciembre 16, 2006


+ " La gente le preguntaba: "Pues ¿qué debemos hacer?" Y él les respondía: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo." Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?" El les dijo: "No exijáis más de lo que os está fijado." Preguntáronle también unos soldados: "Y nosotros ¿qué debemos hacer?" El les dijo: "No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada." Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga." Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva." +
Lc 3, 10-18.


El Evangelio de la IIIª Domínica de Adviento - ciclo C del Leccionario - es una dura semblanza de la predicación del Bautista. Digo "dura" porque en toda la secuencia de ese 3er. capítulo, la palabra del Precursor aparece con todos los elementos del profetismo más encendido, casi tremendista.

Sin embargo, la contención de su discurso moral es asombrosa, como si la palabra amonestadora y terrible del Profeta se frenara ante el pecador que le pide luz. Desde el desierto, su sermón es terrible; ante el penitente, la exortación a una moral de sencillez. Predica como un profeta del Viejo Testamento, pero aconseja con la mansedumbre del Nuevo.

Esos que le buscan, aparecen abocetados como seres insatisfechos, vidas turbadas, estragadas, llenas de ansiedad: "...Qué debemos hacer?..." Y la voz profetíca les descubre que en su vida ordinaria y ordenada está la salvación que ansían; o, al menos, el comienzo de esa salvación.

La secuencia del Santo Evangelio concluye con estas palabras: "...Y con otras muchas exortaciones anunciaba al pueblo el Evangelio.", dejando entender que todas eran de este estilo, firme y suave, encendido y calmante. Tremendo profeta Juan...pero él mismo temblaba, tímido, cuando se definía en su misión: "...viene el que es más fuerte que yo, y yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias..."

"...Yo no soy digno..." Aparecerá otra vez esta expresión en labios de otro personaje de los Evangelios, el Centurión de Cafarnaúm que imploró al Señor la salud para su sirviente enfermo (Lc 7,1-10). Si Jesús ponderó la humildad y la fe segura del militar, la humilde y tímida confesión del Bautista ¿cómo la juzgaría?

"...Maior inter natos mulierum propheta Ioanne Baptista nemo est..."
Lc 7,28.

Hoy ablanda la liturgia el morado penitente con el tierno rosa. Las vestimentas litúrgicas se tornan de color infantil, como si quisieran comunicar a los paramentos sacerdotales la alegre e inocente expectación de la próxima Navidad que reza la antífona del Misal:

" Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres. El Señor está cerca" (Flp. 4,4-5)

Y a mí esa antífona me parece la voz animosa y cálida de un padre que templa el miedo de su niño temeroso.

Con color tan suave, tan inocente, como el rosado con que cada año, el Domingo de Gaudete, se visten sus Altares.

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domingo, diciembre 10, 2006


El Evangelio de la IIª Domínica de Adviento, ciclo C del leccionario, es el solemne exordio del capítulo 3º de San Lucas:

+ En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados,4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

" Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas;
todo barranco será rellenado,
todo monte y colina será rebajado,
lo tortuoso se hará recto
y las asperezas serán caminos llanos.
Y todos verán la salvación de Dios." +
Lc 3,1-6


Además del histórico encuadre cronológico, el texto lucano parece un reparto de "dramatis personae". Los personajes que se citan, serán después participantes, directos o indirectos, del martirio del Bautista y de la Pasión del Señor. En su momento, eran los referentes de aquel tiempo en que vivieron; hoy, sobreviven en el recuerdo y son nombrados en el Evangelio en absoluta dependencia de Cristo y su Precursor.

El mismo Evangelio que coloca en esas coordenadas de historia y personas a Juan Bautista, sigue todavía clamando la profecía antigua de Isaias que llama a la conversión. La voz de la Iglesia es hoy el eco auténtico, actualizado, de aquella predicación del Bautista.

Se repiten las "coordenadas" y los "personajes" con las variantes que imponen la distancia y el transcurso del tiempo, pero, como entonces, los grandes protagonistas del año 2006 d.C. podrían intercambiar sus nombres con los de Tiberio, Pilato, Herodes, Filipo, Lisanias, y Anás y Caifás. Una transposición que, si se hace, expone al Profeta y a Cristo a los poderes de nuestro mundo y de quienes los ostentan.

Pero pasarán los poderosos de hoy y permanecerá la profecía, y también el Cristo profetizado. Ellos, los hombres que marcan la historia, barridos por el tiempo, no quedaran en la crónica del Evangelio. La significación de los personajes de esta secuencia de San Lucas, es absolutamente en referencia a Cristo y su Misterio; solos no valen casi nada, apenas un gramo de historia, polvo del tiempo que pasó.

"...en el desierto, preparad el camino del Señor..."

La profecía de Isaías renovada en el clamor del Bautista es tan nueva, que sigue convocando a hombres que preparen camino al Señor...y a otros que serán meros "dramatis personae" de otro capítulo en la historia de aquel Evangelio re-anunciado, re-actualizado...hasta que Él vuelva.

Entonces, el Misterio se hizo Historia: Hoy, la historia está convocada a hacerse Misterio. Habrá hombres de los que protagonizan la historia de hoy que no acudan a esa convocatoria del Misterio, pero el Misterio seguirá obrando en la historia de los hombres y trascendiéndola en Historia de Salvación, hasta que el Señor vuelva.

Mientras en nuestra historia sigue habiendo hombres que obstaculizan, frenan, ocultan, falsean, atacan a Cristo y su Misterio anunciado, presente y venidero, nosotros sus discípulos, los que le creemos, amamos y esperamos, preparamos un camino para el Señor.

Y clamamos con Juan y con Isaías su profecía: "...Preparad el camino del Señor!..."


La voz que clama, está en el desierto...


Maranatha! Ven Señor! Ven Señor Jesús!


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sábado, diciembre 02, 2006

El Evangelio de las postrimerías y el Juicio de Lc.21, entrevera profecías sobre la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo, con las señales del Fin del Mundo.

Está cerca la Pasión. Los Apóstoles preguntan ansiosos, sin entender si las palabras del Señor serán de cumplimiento inminente o se retardarán.
En toda la escena, los signos terribles van junto a advertencias sobre el error, los falsos profetas, la conflagración de las naciones y la persecución de los fieles. La conmoción de las cosas terrenas tendrá su correlato en los espantosos signos del Firmamento; el corazón de los hombres también se alterará por la zozobra, y todas las cosas temblarán.
Serán tiempos de prueba para los justos. Frente a los presagios temibles del fin, se revela la dignidad de los que se mantengan firmes en la esperanza: "...levantaos, alzad la cabeza y cobrad ánimo, se acerca vuestra liberación!..."
Y también la necesidad de la sobria vigilia: "...que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros..."
La vista del Hijo en gloria será universal. El Apocalípsis de San Juan proclama: "...todo ojo le verá, también los que le traspasaron..." Ap 1.7.
La iconografía cristiana no se olvida de hacer patentes las huellas de la Pasión en las manos, piés y costado de Cristo Juez, para que la profecía cumplida en el calvario sea cumplida universalmente: "...mirarán al que atravesaron..." Jn 19,37 ,y el dolor por el Hijo sea también un dolor universal.
No será ya tiempo de merecer, pero el clamor por el amor herido y traspasado del Hijo de Dios Encarnado, será un grito de toda la Creación. Unos alabarán al Salvador, otros vocearán con horror la condena.
El Dies Irae que será el Dies Finis y el Dies Gloriae...
La exhortación del Señor es para sus Apóstoles y para sus discípulos: "...manteneos en pié delante del Hijo del Hombre", para nosotros que somos destinatarios y testigos de ese Evangelio hoy.
Manténnos Tú, Señor Misericordioso, en la firme virtud de tu gracia; danos la fuerza que necesitamos y acógenos compasivo cuando vuelvas.
¡Ven Señor!

sábado, noviembre 25, 2006

Christus Rex


Entre las Solemnidades del Señor, esta es la más nueva en la Liturgia. El Papa Pio XI la instaura en 1925, casi con espíritu de profecía, adelantando una referencia al Rey Inmortal de los siglos ante el panorama de una Europa seducida por sistemas totalitarios de diverso signo, pero todos subordinando el Reino de Dios a los planes mezquinos y terribles de los hombres.

Se olvidaba y se excluía a Dios, y se terminó subyugando y oprimiendo al hombre. Colosos de pies de barro se alzaban contra el cielo, cumpliendo profecías y reabriendo Apocalipsis. Todo contra Dios, todos contra su Reino.

A costa de tanta sangre, con tantos odios, todos, imperios y tiranos, cayeron y pasaron. Pero la Fiesta pervivió, renovada, más profética si cabe. Se trasladó al Último Domingo del Año Litúrgico, cerrando con el anuncio del Rey y de su Reino la expectación de la Iglesia celebrante: Un Rey que vino, viene y vendrá; un Reino que comenzó, que existe, y que será por los siglos de los siglos.

En el Ciclo B del Leccionario Dominical, toca el Evangelio de Cristo ante Pilato según San Juan (Jn 18,33b-37). El interrogatorio en el Pretorio de Jerusalén es tan dramático como revelador:

+ “…Pilato le dijo: - ‘¿Con que tú eres rey?’
Jesús le contestó: - ‘Tú lo dices: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad’…” +

Cuando leo este Evangelio, me sorprende la ilación entre verdad, testimonio y realeza que proclama Jesucristo: Rey Testigo de la Verdad. Aunque no penetro el significado pleno, me resulta tan elocuente, tan desafiante, tan comprometedor.

El reo que es interrogado es Rey; fue anunciado como Rey, y que su Reino no tendría fin. Nació Rey en un pesebre, murió Rey en una Cruz; tuvo corona de espinas, cetro de caña y manto de oprobio. Vive y reina y vendrá a juzgar vivos y muertos, naciones e historia, a cada hombre y todo lo humano. Su Reino será y no pasará.

A partir del próximo Lunes y durante toda la Semana XXXIV del tiempo Ordinario, se podrá cantar o rezar como himno en la Liturgia de las Horas la antigua secuencia “Díes Irae”, que fue suprimida del Oficio de Difuntos, y que alguien, con muy buen gusto y muy formada fe, logró conservar en esta discreta última semana litúrgica.

Entre las inspiradas estrofas del “Díes Irae”, me conmueve la que canta:

“Rex tremendae maiestatis
qui salvandos salvas gratis:
Salva me, Fons Pietatis!”

“Rey de tremenda majestad que salvas gratuitamente a los que se salvan: ¡Sálvame, Fuente de Piedad!”. La Majestad estremecedora que salva graciosamente, sin pago ni fianza porque Él paga y es fiador de la Salvación para los que se salvan; una Fuente inagotable de piedad, de misericordia, de perdón.

Rex meus, Dominus meus, Deus meus…

Ten piedad del mundo, de los hombres que salvaste y que convocas a tu Reino.

¡Venga tu Reino!

Volumus regnare Christum!

Adveniat Regnum Suum!


P.s. Me suena en la memoria otro himno del Rey:

" Témpora bona veniant,
Pax Christi veniat,
Regnum Christi veniat "
Todo bien vendrá con Él y con su Reino.
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viernes, noviembre 24, 2006


Catharina
Hace unos años me emocioné en el Thyssen de Madrid al contemplar a ras de suelo la colosal Santa Catalina de Alejandría del Caravaggio. También el apasionado y claroscuro genio rindió su tributo iconográfico a la Santa, y quizá fuera una de las últimas veces que un Grande del Arte se ocupara del tema; hasta el Barroco, no hubo escuela, período o nación que no dedicara un templo, una capilla, un retablo, una pintura a la Santa de Alejandría.
La Leyenda Áurea recoge la tradición narrada en una Passio del siglo IXº que era versión latina de otro relato martirial en griego, del siglo VIº-VIIº.
El consabido sumario (noble, bella,atractiva) pero con el extraño añadido de sabia: Una alejandrina frecuentadora del Museo y el Didascálion, lectora y comentadora de Platón y contemporánea de Plotino y los neoplatónicos.
Tan exquisita prenda del más refinado helenismo tardío terminó convertida al Cristianismo. El día de su Bautismo fué también el de aquel Místico Desposorio mil y mil veces representado en todas las Bellas Artes: En un trono de Ángeles, la Vírgen Madre presenta al Niño en el regazo, y el Divino Hijo pone anillo esponsal en el anular de Catalina, más sabia que nunca, esposa de la Sabiduría Increada y Encarnada.
Después, el martirio. Maximino Daia, o Maximiano, o Majencio, o el Tirano de turno en aquella opulenta Alejandría (en esto la leyenda alterna protagonistas, como buena leyenda) se embelesa por Catalina, la pretende, se despecha, la amenaza, la encarcela...y la reta a un duelo: Todos los filósofos de las escuelas de Alejandría contra la sabia y virtuosa Catalina, que vencerá sofismas y sofísticas con la gracia de la "Sapientia Christiana".
Todo se resolvió en martirio, atroz; y en esto las leyendas son tan increíbles como verdaderas. La rueda dentada con cuchillos sería uno de los atributos martiriales más famosos de toda la iconografía de los Santos, una rueda amenazante que se quiebra y se rompe apenas toca la carne vírgen de Catalina. Al fin, será degollada, y de su herida brotó leche y no sangre.
Su cuerpo Vírgen y Mártir es recogido por los Ángeles, y llevado por los aires hasta el Monte Sinaí. Los peregrinos que veneraban su sepulcro en el Monasterio al pié del Monte, contaban que la losa de piedra sudaba leche y óleo milagroso y de rico aroma.
Preciosa la leyenda y las cosas de leyenda; y creer esas leyendas, también precioso. También.
En Francia, en el XVIII de las luces, se dudó de la leyenda y se enfrió la devoción caterinista. Paradójico, pués Catalina era de las Santas que hablaban con Jeanne D'Arc, fué patrona de la Sorbona, y el gran Bossuet le dedicó unos de sus retóricos y brillantes sermones.
El olvido fué aún mayor, hasta desaparecer del Misal Romano su memoria, el 25 de Noviembre. Hoy la fecha es más conocida por el Día de Acción de Gracias americano, con su pavo y los Pilgrims patriarcales de los USA.
Yo le guardo devoción y memoria a la Santa. En la oración del viejo Misale Romanum se nombraba a la Santa, al Sinaí y a Moisés, y se aludía al traslado de su cuerpo por los Ángeles, y se pedía llegar a Cristo, verdadero Monte de Salvación.
En Belén, la Iglesia aneja a la Basílica de la Natividad, también le está dedicada a Santa Catalina, como si el mes que va del 25 de Noviembre al Día de Navidad exigiera también esa proximidad.
Con la Santa alejandrína alternaron todos los filósofos escolásticos, que veneraban a su sabia y virginal Patrona; Santo Tomás de Aquino le rezaba y le pedía pureza de cuerpo, ciencia en la mente, y virtud para el alma.
Curioso que el feminismo no la reivindíque, siendo mujer, y filósofa, y también "icono" de las artes plásticas. Será que es Virgen y es Mártir y es Santa...y eso no cabe en el pérfil de una mujer del XXIº siglo.
Bendita Santa Catalina, ruega por mí y por quienes te rueguen; danos filosofía perenne, de esa que sabe de Cruz y tiene por Maestro a Cristo y por Cátedra a una Vírgen Sedes Sapientiae.
Catharina, Amén.
p.s.La ilustración es una pintura de Bernardino Luíni, "Traslado del cuerpo de Stª Catalina por los Ángeles",h.1520, en la Pinacoteca di Brera, Milán.

miércoles, noviembre 22, 2006




Cecilia

La fe enseña la virginidad como un misterio, superior al del dolor, más definitiva que el sufrimiento. En el Martirologio, el título de Vírgen precede al de mártir: Se es vírgen y mártir, y no mártir y vírgen.


No sé si se concibe que fueron vírgenes llevadas al martirio por ser vírgenes; o si se quiere decir que desde la íntima y sensible virginidad pudieron llegar a la fortaleza clamorosa del martirio. O quizá se intente demostrar la inclusión sin exclusión de ambas dinámicas de virtud. Santa Cecilia es una de esas Vírgenes Mártires.

Cecilia, vulnerable como lirio/fuerte como muralla, es de las "grandes", de las nombradas en el Cánon Romano. La paradoja de la debilidad cristiana exaltada ad Gloriam.

La tradición que narra su martirio es verídica en el sumario y más legendaria en los detalles. De noble casa, prometida en esponsales por sus mayores, se resiste al tálamo porque ya se consagró a su Cristo. Después el tribunal, el interrogatorio, la confesión, la conmoción del pueblo, el martirio y la sangre...

El las Catacumbas de San Calixto se conserva el nicho dónde reposó su cuerpo. Stéfano Maderno, hacia el 1600, esculpió en mármol el cuerpo de la Vírgen Mártir tal como se halló en su nicho de San Callisto: Vestida con simple túnica, la cabeza recogida en un pañolón, con el rostro vuelto y el cuello tajado; las manos, cruzadas, proclaman con los dedos extendidos la Fe en la Trinidad: Un Dios-Tres Personas.

La imágen del Maderno (bajo el altar-baldaquino de la Basílica dedicada a la Santa, en el Trastévere romano; existe otra réplica en las Catacumbas de San Callisto), tan patética, es un canto en formas materiales de lo espiritual que se escapa, que trasciende...como una fuga de órgano.

Por tradición y leyenda, es la Santa de la música. Y está bien que la música tenga por patrona a una Vírgen Mártir. Y es milagro de Stª Cecilia que nadie le discuta el patronazgo en el Occidente increyente y en pugna con sus raíces Cristianas. La música, la mejor música, la de los máximos y los mínimos compositores, sigue siendo "ceciliana", y está bajo el patrocinio de una Vírgen Mártir.

Cuando Occidente creía, también componía músicas inmortales, quizá por extensión de la eternidad, quizá por gracia comunicada a la virtud...

martes, noviembre 21, 2006


Presentación


La vieron llegar al Templo, entre Joaquín y Ana, sus padres, los bendecidos. Al entrar por los pórticos sagrados, un espíritu de profecía sobrevoló los atrios de la Casa de Dios; y los sacerdotes consagrados presintieron, y los levitas cantaron, y las almas santas oraron…


Porque a la Gloria del Todosanto se consagraba aquella todavírgen, todainocente, todasencilla, todalimpia, todaintacta, todabella, todahumilde, todapura, todaniña…

Una Niña para Dios; la esperanza que a Eva se le profetizó, a los Patriarcas se les prometió, a David se le juró. Tantas veces por tantas voces profetizada.

Miradla pisando, prudencia y candor, la escala del Templo. Mirad cómo la miran los venerables. Mirad cómo la admiran las Jerarquías.

Miradla y vendrá la luz a vuestras miradas, la limpieza al corazón, a los ojos Dios.

Concebida en gracia, sin pecado desde su principio, hoy se ofrecía para Dios.

Es su Presentación.