sábado, enero 13, 2007




La pasada Solemnidad de Epifanía y la Fiesta del Bautismo del Señor tienen una extensión en el Evangelio de las Bodas de Caná que se lee en la Misa de esta IIª Domínica del Tiempo Ordinario:


+ Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: "No tienen vino." Jesús le responde: "¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora." Dice su madre a los sirvientes: "Haced lo que él os diga." Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: "Llenad las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba. "Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala." Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: "Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora." Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. + Jn 2,1-11


Las antífonas de la Epifanía reúnen en un mismo Misterio la Adoración de los Magos, el Bautismo en el Jordán y el Milagro de Caná, como explicitación en tres momentos-escenas-misterios de la manifestación de Cristo al mundo.


La narración joánica parece que centra toda la acción en el diálogo entre la Madre y su Hijo Jesús, sirviendo de plano referencial la boda e incluso la conclusión de la escena en el milagro. Esta aparente y primaria simplicidad, se enriquece al relacionar el texto con el resto del Corpus Ioanneum:

- La manifestación del poder de Jesús se realiza a costa de una explícita y firme fe.

- La siguiente escena en la que aparece la Madre junto a Jesús será en el Stabat Mater, siendo llamada también como "mujer".

- El milagro del agua y el vino contiene referencias sacramentales; la consumación del hecho en un banquete, también.

- Los temas de la boda, el banquete y la presencia de Cristo volverán más tarde en el Apocalipsis (también en las parábolas de los Sinópticos).

Particularmente, recalco:

- La fe explícita de la Madre, que consigue como respuesta el estupendo y superabundante milagro.

- Ningún otro presonaje de los Evangelios - ni hombre ni mujer - se dirige a Jesús con la determinación imperante de María, su Madre.

- La manifestación del poder de Jesús a instancia de la fe activada por la premura de una atenta caridad.

- La necesidad del testimonio de fe para robustecer o suscitar la fe de los dubitantes o infieles.

- Los diferentes grados de participación en el Misterio y el Milagro: Cristo-María-novios-sirvientes-maestresala-Discípulos : Cada uno actúa y/o recibe según lo que es cada cual.


Y un breve corolario: Para ser testigos y beneficiarios del milagro, hay que estar en el banquete de bodas; ni el que no estuvo ni el que se fue probaron el excelente y milagroso vino de Caná.


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