sábado, noviembre 29, 2008

Gallo de Adviento


El Evangelio de San Marcos está salpicado de detalles "petrinos". Desde la generación post-apostólica se enseña que se trata del Evangelio predicado por San Pedro y transcrito por San Marcos.


Este Ier. Domingo de Adviento se reza Mc 13, 33-37:


"... videte vigilate et orate nescitis enim quando tempus sit sicut homo qui peregre profectus reliquit domum suam et dedit servis suis potestatem cuiusque operis et ianitori praecipiat ut vigilet vigilate ergo nescitis enim quando dominus domus veniat sero an media nocte an galli cantu an mane ne cum venerit repente inveniat vos dormientes quod autem vobis dico omnibus dico vigilate."


Es llamativo lo del "galli cantu". Como si la señal de la conversión de Pedro durante la Pasión hubiera quedado incorporada a la pre-Parusía.


O quizá quisiera el Apóstol enseñar desde sus lágrimas que el mundo tendrá también su gallo que le cante, aviso de que el Señor viene.


También la Misa del Gallo tiene su remoto origen en este evangelio, que pone hora al Nacimento del que vino y vendrá.

Orantes vigilemus et expectemus!


+T.

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4 Comments:

Blogger Ignacio said...

Te enlazo (como Jhon Wayne)

9:02 a. m.  
Blogger Mendrugo said...

Después de la Virgen, el mejor ejemplo de esta vigilia nos lo da San Juan Evangelista. Parece que el Señor, que tantos misterios le reveló, quiso tenerle en ascuas respecto a la hora y circunstancias en que volvería a buscarle. Por un lado la promesa de que bebería su cáliz, y por otro la enigmática contestación que dio a San Pedro: «Si yo quiero que él se quede hasta mi venida, ¿a tí qué?». De modo que pasó su larga vida esperando la vuelta del Señor de un momento a otro. El anhelo de su alma cuajó en las tres palabras que coronan la Biblia: "Ven, Señor Jesús".

3:46 p. m.  
Blogger Terzio said...

Mendrugo: Excelente comentario joanista. De lo mejorcito que se ha comentado en estos blogs.

Grazie!

'

6:24 p. m.  
Blogger Mendrugo said...

Gracias a tí, querido Terzio. Y como me das cuerda, voy a ponerme cursi. Hay una canción francesa de ausencia por la muerte que se titula precisamente "J'attendrai (ton retour)", y dice cosas como: «Le vent m'apporte des bruits lointains [...] Je crois entendre ton pas». Pues yo me imagino a la Virgen y a San Juan, en su casa, quedarse en vilo un momento esperando que se abra la puerta y aparezca el rostro adorado. Y después de la Asunción, quizá San Juan alguna vez creyera oír los pasos de su Madre.

La canción termina: «reviens un soir, et dans tes bras tout renaîtra».

En cuanto a San Pedro, de pequeño me explicaron que no puede ver un gallo sin llenarse de compunción, y que por eso se ponen en las veletas. Para que al tener delante sus negaciones, el Portero del cielo sea más indulgente con las almas.

2:56 p. m.  

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