sábado, febrero 24, 2007

Iª Dom. Cuaresma-c.
+ Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan." Jesús le respondió: "Esta escrito: No sólo de pan vive el hombre." Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;6 y le dijo el diablo: "Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.Si, pues, me adoras, toda será tuya." Jesús le respondió: "Esta escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto." Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para que te guarden. Y: En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna." Jesús le respondió: "Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios." Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno. + Lc 4,1-13

El Evangelio de las tentaciones en el desierto es un testimonio del propio Cristo sobre sí mismo: Sólo Él pudo narrar el episodio a sus Apóstoles, algo excepcional en los Evangelios, cuya narración se acompasa a la vida pública y ministerial del Señor. Si en los textos de otras religiones son frecuentes los relatos en los que el fundador o ideador cuenta sus experiencias personales o alude a ellas, en los Santos Evangelios es una excepción esta escena sin espectadores, con Cristo sólo en el desierto, expuesto a las insidias del Tentador.

El diablo quiere saber si es el Hijo de Dios, pues la voz del Padre le ha revelado su Hijo muy amado cuando Juan lo bautizó en el Jordán; la resistencia al ayuno de cuarenta dias, también le señala como un hombre excepcional; por eso el diablo pretende cerciorarse.

La primera tentación, corporal, que prueba a Jesús en la debilidad de su carne, la despacha el Señor concluyente: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Dt 8,3).Para entender en profundidad el sentido de la respuesta de Cristo, hay que poner su contestación al diablo en paralelo con otras citas del Evangelio:

"...Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros..." Jn 1,14

"...El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo..." Jn 6,51

Al vencer la tentación del demonio, a la vez está haciendo el Señor una alusión profética al Sacramento Eucarístico, e, implícitamente también, proclama el gran misterio de la Encarnación del Verbo y su obra redentora.

La segunda tentación se dirige a la voluntad: Todo el poder del mundo si se rinde al que domina y posee los poderes del mundo. La afirmación del diablo es inquietante, ya que supone que el detentar el dominio de las naciones es una concesión otorgada por el Maligno a quienes le sirven. La insidia satánica es contestada por una rotunda afirmación que glosa el Mandamiento 1º : "Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo darás culto". (Dt 6,13).

La tercera tentación afecta a la misión misma del Redentor, puesto que se le tienta para que, de forma maravillosa y efectista, provoque una intervención angélica que admire al pueblo y le atráiga el reconocimiento general. El diablo usa la Escritura, un versículo del Salmo XC (Sal 90,11-12) demostrando su capacidad de retorcer y pervertir el sentido de las profecias reveladas, abusando de la misma Sagrada Escritura. Ahora la palabra del Señor es terminante, absoluta: "...No tentarás al Señor tu Dios!...", (Dt 6.16)respuesta que incluye una auto-revelación al Tentador, que "...se retiró de Él hasta otra ocasión...", frase que, según los exegétas, alude a la hora de la Pasión del Señor. (cfr Lc 22, 3 y 53).


*** En las fotos, dos imágenes del Monte de las Tentaciones y el Monasterio griego-ortodoxo del Quarantal, en la montaña del desierto de Judea, frente a Jericó.
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